Alitas de nácar con fornituras de metal laqueado en negro.... parecen pendientes, pero en realidad son puertas, me dicen las hadas que con el paso del viento a su través, oirás el susurro de tu ángel que te habla al oído con dulces palabras de amor.., será más potente la escucha si recitas este antiguo akatistho al ángel custodio:
Salve, Ángel mío, Sol de mi corazón.
Mi testigo en el Cielo. Bendito seas.
Suaves alas que envuelven mi desamparo. Bendito seas.
Livianos pies caminando a mi lado. Bendito seas.
Ángel mío, perfume de rosas y jazmines,
Ampárame, ampárame, ampárame.
Tú que me envuelves en un manto sagrado,
Protégeme.
Manos sanadoras que curan mis tristezas,
Alíviame.
Escudo impenetrable que me resguarda del mal,
Defiéndeme.
Bendito seas, sagrada compañía. Bendito seas.
Bendito seas por tu diaria protección. Bendito seas.
Ángel mío, por envolverme en luz día y noche. Bendito seas.
Por tus alas de miel,
Gracias, gracias, gracias.
Guía de mis temblorosas decisiones,
Gracias.
Médico de mi alma desamparada.
Gracias.
Custodio de mis sueños y de mis esperanzas,
Óyeme.
Compañero de mis risas y de mis alegrías, óyeme.
Condúceme.
Escucha mi humilde pedido. Por mí intercede.
Yo te siento, te inspiro. Te llamo. Te necesito. Te extraño.
Te invoco desde el fondo de mi corazón para que te presentes ahora mismo a mi lado.
Ángel de la Guarda, dulce compañía,
No me desampares ni de noche ni de día.
Sin tí me perdería.
Amén. Que así sea.
Del libro "Una sagrada expedición del reino de los ángeles" por Hania Czajkowski
Ref.CN003
Medidas: 3 x 2.3 cm sin contar gancho.
Estado: VENDIDO
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